¡¡¡AS-CEN-SOOOOoooOOOOooorrrrr!!!

Cuando te estás mingitando vivo, y al llegar al portal de tu casa, con los músculos perineales ya del tamaño de los bíceps de Swarzen… Zwuarzann.. Chuarchen… de Terminator, y la vejiga a punto de reventar, (porque tu cerebro ha luchado contra tus necesidades fisiológicas como un campeón durante todo el trayecto hasta llegar a casa, pero una vez en el portal es como si ya tuviera todo el trabajo hecho y se la repampinflara o repampinflase que retenengas dentro tu agüita amarilla), compruebas con angustia que el ascensor tarda una eternidad en bajar porque, a la vecina del quinto y a los vecinos del sexto, se les debe haber ido la charla sobre el tiempo de las manos y por lo que tardan en despedirse, parece que al final se han decidido a montar una minicumbre sobre el cambio climático en el rellano del quinto en la que se dicen cosas como «ya no hay otoño, ni primavera» o «va a llover, lo noto en los huesos», (pero unos desde dentro del ascensor y los otros desde fuera y con la puerta del ascensor abierta, claro, no vaya a ser que se lo quiten y los del sexto tengan que subir un piso andando y se hernien), y mientras todo esto acontece, tú con tus últimas fuerzas, reunes la energía suficiente para gritar un ¡ASCENSOOOOoooOOOOooorrrrr! agónico, tan agónico que parece de chiste, y entonces, sin poder evitarlo, te acuerdas del chascarrillo aquel del niño al que su madre le pide que llame al ascensor y la criatura pega un berrido de tres pares de cojones que provoca varios microinfartos en la escalera, como yo hace unos instantes, vamos, y entonces su madre le espeta un «no, pedazo de carne sin bautizar, con el botón» (porque es una madre JeckyllHidesca de los 80 que eran amantísimas, pero no se andaban con tonterías y lo mismo te atiborraban a croquetas que te lanzaban una zapatilla ninja voladora) y entonces el niño, que a estas alturas ya os habréis percatado de que no lo van a coger en MENSA, se agarra el botón de la camisa, y orientando allí toda su ira, grita de nuevo: «ASCENSOOOORRRR», y la madre le arrea una colleja apoteósica. Y como te da la risa, y ves que, de seguir por ahí, te vas a ir por la pata abajo, entonces te pones a pensar en cosas tenebrosas, como, yo qué sé, visualizar a Chabelita gastándose en zapatos los 72000 que va a cobrar al mes por ir al Sálvame Deluxe, mientras das saltitos, pero tampoco funciona, porque aunque lo de la hija de la Pantoja es para mear y no echar gota, con cada saltito no puedes evitar decir «no puidor, no puidor» y Chiquito siempre te ha hecho mucha gracia, así que ya a punto de explotar, vuelves a proferir otro ¡ASCENSOOOOoooOOOOooorrrrr!, tanto o más agónico que el anterior, que te sale directamente de las entrañas, al tiempo que le das unas, ejem, «palmaditas» a la puerta del ascensor (¡CRONC-CRONC-CRONC-CRONC!) y entonces sí, los escuchas maldecir bajito, —porque se te han agudizado los sentidos por el sufrimiento —y escuchas cómo se despiden, y cómo aprietan el botón, y cómo el ascensor baja y baja, y cuando piensas que va a parar en donde tú estás, y ya has puesto la cara de «acabo de llegar y no soy yo el que se está meando, ni el que ha aporreado la puerta, ni, por supuesto, el que ha proferido gritos animales) resulta que no, que baja al sótano 2 y después sube al octavo y luego se vuelve a parar en el quinto, en donde la vecina climática, que volvía a coger el ascensor porque en su casa lleva una vida gris y anodina que la asfixia, vuelve a iniciar una nueva minicumbre esta vez con los vecinos del cuarto, y entonces sí, abres los brazos como Julie Andrews en Sonrisas y Lágrimas, y das vueltas sobre ti mismo, mientras cantasv 🎶SUELTALO, SUELTALO, NO LO PUEDO YA DETENER🎶. Y lo sueltas, vaya si lo sueltas. Y oye, no falla, justo en ese preciso momento, como por arte de magia, se abre la puerta del ascensor…

¿Que por qué estoy en E-darling?

Eso me pregunto yo cuando veo los anuncios publicitarios, que por qué demonios están en E-darling. Porque los chicos y chicas de buen ver que salen en las campañas de esta y otras empresas similares, podrían ligar en cuantito se lo propusieran. Oye, tampoco quiero ser injusto, a lo mejor se apuntan porque no pueden conocer gente; quizá es que tienen unos horarios de trabajo imposibles, o se pasan el día metidos en un búnker, sin interaccionar con otros seres humanos, pero no parece el caso, porque se les ve asiduos de los gimnasios y amantes del buen vestir y oye, para eso hace falta tiempo.

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Menos mal que existe E-darling, porque si no, nos quedamos para vestir santos. Bueno, os dejamos, ¿eh? que tenemos que desfilar en Milán.

Quizá lo que pasa es que están muy buenos/as pero han tenido mala suerte en sus citas del mundo real, como Borja, ingeniero, que descubrió que Saray, abogada, pasaba cinco horas al día encerrada en el baño comiendo pelo, que tenía una extraña aversión a pisar las líneas de la acera y que hablaba con un ser de luz invisible que la guíaba y para el que ponía silla y cubierto en cada desayuno, comida, merienda y cena. Y que cuando estaban haciendo el amor había de ser con la luz apagada para que Willy (el ser de luz) no les viese. Y claro, los solteros exigentes con estas cosas se asustan y aunque el mar está lleno de peces, un día deciden que ya no van a salir a pescar nunca más.

La verdad es que no sé hasta qué punto los amigos de E-darling están siguiendo una buena estrategia de márketing, porque a lo mejor ellas, a tenor de lo visto en la publicidad, podrían esperar ilusionadas a que con E-Darling aparezca el hombre que las ame con pasión, y tal y como son, (con sus imperfecciones, su sobrepeso y su alopecia androgénica), pero con el aspecto de un Grey. Desde luego, no como el Manolo, el pescadero -un tío majísimo- o Paco, el del estanco -un pedazo de pan-, que jamás se los encontrarían a E-Darling porque son feos, calvos y gordos.

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Hala, pues ya estoy registrada. A ver, ¿cuándo tengo mi primera cita con Channing Tatum?

Y quizá haya señores que cegados por las simétricas facciones de las modelos que posan sonrientes en la publicidad, sueñen con encontrar en E-darling a la mujer perfecta, aquella que se enamore perdidamente de ellos en cuanto vean su foto de perfil. Porque ellos tienen un corazón que les late con fuerza en el pecho y nadie que repose la cabeza en su pancha peluda para escucharlo. Y, bueno, también porque están hartos de comer lentejas La Asturiana y de plancharse ellos las camisas. Y se apuntan a E-Darling con la esperanza de que además de ver cubiertas sus necesidades básicas, la candidata a poseer la llave de su corazón, sea un cruce entre Megan fox y Daenerys Targaryen.

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Si tus medidas son 90-60-90 y sabes hacer lentejas, mi hucha y yo te estamos esperando.

La cuestión es que me juego lo que queráis a que la mayoría de la gente que hace uso de este tipo de plataformas es gente normal, como tú y como yo. Por eso no entiendo la estrategia de poner a chulazos y pibones. Que alguno habrá, no te digo yo que no, pero se echa en falta un poco de lorza, de pata de gallo y de alopecia galopante. Ah, y también echo de menos a fontaneros, albañiles y cajeras del Consum, tanto ingeniero y tanta abogada. Un poco de realismo. Hombre ya.

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Nueva pareja un-poco-menos exigente E-darling: Paco, 53, camarero y Pili, 45, administrativa haciendo lo que más les gusta.

Porque luego pasa lo que pasa, las expectativas se disparan, y después vienen los lloros.

Preguntas sobre maternidad en ‘Yahoo respuestas’: cuando la realidad supera a la ficción.

Ni bebo, ni fumo, pero no me importa reconocer que llevo un tiempo muy enganchado a las preguntas y respuestas de Yahoo. Más que por su utilidad -que no dudo de que la tengan – porque me proporcionan unos ratos de navegación y humor impagables.

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Las preguntas parecen ser reales, y hechas desde la inocencia. Le daremos a sus autores el beneficio de la duda, aunque creo que no se puede ser tan zote deliberadamente. Juzgad vosotros mismos. 

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Las hay de todo tipo y abarcan todos los temas. De momento yo me he ido centrando en las relacionadas con la paternidad, pero todo se andará. Visto lo visto, me da vértigo pensar las preguntas que quedan por descubrir.

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Comenzamos con una pregunta surrealista:

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sardina

 

Pues una de tres…O la sobrina de tu esposo miente como una bellaca, o el niño pesó 9 kg al nacer, tiene bigotes y dice «Momó» con voz de sargento de la guardia civil, o es simple y llanamente MENTIRA.

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Afortunadamente, ‘la comunidad’ con un criterio estupendo, le da a la buena mujer una respuesta para enmarcar: ¿Puede un bebé de un mes comer caldo de caraota, caldo de sardina y leche completa?

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 respuesta caraota

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Tambien hay preguntas que intentan arrojar luz sobre asuntos que nos introducen de lleno en el terreno de mitos y leyendas de lo más arraigado en el acervo popular ( juro que esta misma historia la cuentan en mi pueblo). Para los que se pregunten qué es ‘Algodoncillo’ se trata de una candidiasis oral:

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Algodoncillo

 La respuesta la he elegido yo. No la ha votado nadie, pero a mí es la que más me gusta…

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VÍBORAS

La siguiente pregunta he tenido que releerla cuatro veces para entenderla entera. Ojo, no me estoy choteando. Mira tú al insigne escritor José Saramago que escribe igual que la señora que pregunta, sin puntos, ni comas, ni punto y comas (bueno, eso no lo hace ya nadie) y un Nobel que le dieron y todo. (Obviamente estoy siendo irónico… Habéis leído ‘Ensayo sobre la ceguera? Pues ya estáis tardando).  

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 Por cierto… ¿No os duelen los ojos cuando leéis Cenos’ o Jenitales’?

.PREGUNTA CENOS

Si la pregunta es difícil de entender ojito a la respuesta que ha escogido la comunidad… La persona que responde ha estudiado psicología infantil. Nos lo tendremos que creer, aunque yo creo que se lee todas las semanas la seccion ‘Tu psicó-loco en la revista Pronto, y ya. De hecho, si lo que dice es cierto, con Diego ya vamos mal encaminados. Nos ha visto desnudos 400 veces……¿Será malo? Tendré que preguntarlo en Yahoo respuestas. 😀

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RESPUESTA CENOS

Y por último otra respuesta seleccionada que resume el sentimiento de la mayoría: 

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RESPUESTA CENOS 2

Vamos ahora con una pregunta picantona:

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PREGUNTA PICANTONA

¿Por qué querrá la buena mujer apurar tanto? ¿Es una mujer muy fogosa?¿Es el marido un ansias que no puede esperar a tener relaciones ni cuando la mujer está a punto de parir? ¿Cuando salga el niño le dará con el dedito a su padre en la frente mientras dice ‘A que jode, a que jode’, como en el chiste?

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Pues no, leed lo subrayado en azul: quiere hacer el amor para parir cuanto antes mejor…

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Nota para el marido: no te lo tomes como algo personal, y aprovecha, que luego vas a estar a dos velas durante una temporadita… 😀

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RESPUESTA PICANTONA

Ahora toca una pregunta de la que aún no me he recuperado:

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pregunta pene

Obviando, una vez más,  la falta de amor por los signos de puntuación que asola a los usuarios de esta plataforma del saber, sólo por la frase final merece la pena colocarla en este museo del despropósito:

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respuesta pene

Y por último una pregunta de hondo calado intelectual. LA PREGUNTA en mayúsculas, la que a éstas alturas todos os estabais realizando mentalmente:

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madre topo

 La respuesta es obvia, ¿verdad?, la madre del topo es…

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topota

Pues no, amigos, no lo demos todo por supuesto. Un alma cándida (por el avatar podría tratarse de un niño) no tiene las entrañas tan negras como cualquiera de nosotros y tras leer la pregunta se ha ido al comedor a buscar el vídeo ‘El apasionante mundo de los topos’  que su madre le grabó un día del  Discovery Channel y da la respuesta más precisa de todas:

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topota reina

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Lo estoy releyendo y no me puedo quitar de la cabeza la imagen de la topo reina…Ya me ha dado la risa floja…Hay que ver qué fácil que estoy

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En fin, por hoy ya es suficiente, que estoy hasta el gorro de cortar, pegar y hacer dibujitos. Otro dia más.

 

(La topo reina, dice…juas, juas)

Petra, cambia de vida

Mr. Stevens le recomendó comedimiento y reflexión. Miss Kenton, que escuchara a su corazón. Agradeció sus consejos, pero Petra hacía tiempo que había tomado su decisión. Metió ceremoniosamente sus cofias y mandiles en un maleta, se despidió del servicio y de sus señores en el chalet de La Moraleja, llamó un taxi y puso rumbo a Telecirco dispuesta a cumplir su sueño: dejar de ser una simple criada, y ser tronista en ‘Amas de llaves y mayordomos y viceversa’.

Microfotorrelato. Hoy: Maruja, te necesito.

Querida Maruja. Sé que no debió ser fácil encontrarnos a tu mejor amiga, a tu hermana y a mí, abrazados detrás del sofá, desnudos y jadeantes. A quién se le ocurre volver sin avisar. Pero yo te quiero, mi vida. Lloro por nuestro amor roto todas las noches, menos los sábados. Echo de menos tu risa, tus besos y, lo que más, tus lentejas. Regresa, gordi, antes de que sea demasiado tarde, que tengo puestos los últimos calzoncillos limpios y mañana me quedo sin camisas. PD: antes de volver, avisa.

Ya están aquíííÍÍÍÍ

La estadísticas realizadas por Toniscopia revelan que, de todos los integrantes de mi núcleo familiar, los mosquitos me prefieren a mí con diferencia. Soy muy picable, para tranquilidad de mi señora y mi legítimo heredero que pueden estar al lado de una laguna de agua estancada, en verano, al atardecer, sin preocuparse por ser taladrados por los insectos vampiro. Estando yo cerca, no van a coger la malaria.

Mientras me rasco las ronchas a dos manos, lo cual es una actividad de lo más placenterante (desesperante y placentera a un tiempo) me consuela pensar que probablemente, en la nación mosquita, mi cara salga en las cartas de los mejores restaurantes con estrella Mosquelín como reclamo de su caldo estrella: ‘Sangre de Toni. Cosecha del 73. Con mucho cuerpo.’ En España soy un mindundi, pero en mosquitolandia se me rifan los sumillers. Como consuelo es bastante pobre y absurdo, lo sé, igual es que, como una horda de mosquitos me acaba de taladrar a picotazos hace apenas unos instantes, no me llega mucho riego a la azotea.

Nuevo sistema de medida: los «Paquitos»

Entrada de mi diario ‘Papá en prácticas’ correspondiente al 03 de marzo de 2009. Diego tiene 23 meses, yo 425.

En casa, desde hace unos meses, hemos adoptado un original y novedoso sistema de medida del tiempo y la distancia. Seguimos empleando los metros y los minutos cuando vamos a pie. Pero cuando vamos en coche utilizamos los ‘Paquitos’: llegar a casa de mis suegros cuesta tres paquitos. Llegar a Benicassim cuesta cinco paquitos. Ir al centro comercial: dos paquitos y medio. Con 30 euros de gasolina tengo para 100 paquitos. Mi coche lleva 9000 paquitos recorridos.

No entendéis nada, ¿verdad? Intentaré explicarme. Quien sabe, quizás alguien se encuentre en nuestra misma situación y, entre todos, podamos establecer un nuevo y revolucionario sistema de pesos y medidas que nos reporte no sólo dolor de cabeza y estrés (son los efectos secundarios de los ‘paquitos’), sino fama, lujo y un lugar en la historia.

La culpa de todo la tiene el alto poder adictivo de un pasodoble compuesto por el alicantino Gustavo Pascual Falcó allá por el año 1937 y que me juego lo que queráis a que todos conocéis. Hablamos del inefable ‘Paquito el chocolatero’ (el que quiera saber más sobre él que pinche  AQUí). En efecto, amigos, mi hijo ha descubierto ese megahit verbenero, el éxito imbatible que suena en los bailes de pueblo desde hace décadas. El baile, otrora inofensivo, que mi esposa y un servidor, bailamos el día de nuestra boda con gran jolgorio y desenfreno para regocijo de nuestros familiaries y amigos. La canción que un día (Snif… ¿En qué estaría yo pensando?) decidí incluir en un cd para amenizar la  Nochevieja y que pasada tan señalada fecha decidí llevar al coche, para oirlo de vez en cuando. Y que al nene le gustó mucho. Sobre todo, ‘Paquito’. Y recuerdo la gracia que nos hizo como Diego decía ‘¡EH! ¡EH!¡EH!’ al ritmo de la música, y entonces le pusimos a ‘Paquito’ otra vez, y otra más…Y él la volvia a pedir…Y estaba tan gracioso…¡EH!¡EH!¡EH!… 

Y ahora, el renacuajo la quiere escuchar a todas horas.

En casa tenemos el tema controlado porque hay más oferta. Yo creo que él no termina de asimilar que ‘Paquito el chocolatero’ pueda sonar fuera del coche, así que en casa reinan Mickey Mouse, Bob Esponja o el ¡Vamos Bebé! que le encantan. Pero para que esto siga siendo así no podemos permitirnos el lujo de bajar la guardia. Debemos andarnos con mucho ojo. Un ejemplo: buscando el vídeo con el que aderezar éste texto no calibré bien el volúmen y los primeros acordes del ‘Paquito’ sonaron por toda la casa. Lo que tuvo consecuencias:

Diego, desde el comedor: ¡EH! ¡EH! EH!¡EH! (es la parte que más le gusta de la canción cuando el coro hace “¡Eh!”)

Teresa, corriendo hacia mí como una loca por el pasillo:  ¡Quita eso! ¡Quítalo, por Dios!¡Que no lo oiga! ¡Que no sepa que en casa también está ‘Paquito’ o nos lo pedira a todas horas!

Toni, corriendo hacia el comedor, driblando a Teresa,  visiblemente nervioso: Paquito está haciendo nono, cariño. ¿Quién quiere ver a Bopaaaaaá? (Bopá en Dieguitistaní, es Bob Esponja).

Diego: ¡EH!…¡EH!…¡E…¿BOPÁ?…¡BOPÁ!¡BOPÁ! ¡Bopabopabopabopabopa!… (en efecto, mi hijo se entusiasma con facilidad) 

Así es nuestra vida, un vodevil continuo.

Bueno, como iba diciendo, de momento hemos conseguido separar a ‘Paquito’ de nuestra vida en casa… y confinarlo a un sólo espacio: el coche. Es por ello que conducir se ha convertido en un suplicio. Todo el viaje escuchando una y otra vez ‘Paquito el chocolatero’.¿Podéis imaginar un tormento mayor? Cuando digo ‘todo el viaje’ es literalmente ‘TODO EL VIAJE’: se lo ponemos, y cuando acaba, el nene lo vuelve a pedir. Y se lo volvemos a poner ( y si no, chilla como una rata…¿dónde está la supernanny cuando se la necesita?l)  y así hasta llegar a nuestro destino. De ahí la medida: si el viaje da para escuchar tres veces la canción es que llegar a ese lugar cuesta tres ‘paquitos’. Lo sé, estamos locos de atar. 

 supernanny-1

¿Me llamabais?…Pues que sepáis que la culpa es siempre de los padres. Y que al nene lo que tenéis que hacerle es un cartel, colgarlo de la nevera, y que le vaya poniendo pegatinas, que así lo arreglo yo todo.

 Un viaje en coche sería algo tal que así: 

Entramos en el garage. Abro el coche  (¡bip-bip!). Atamos al niño a su silla (gruñe, no le gusta la silla). Me siento en el asiento del conductor. Teresa en el del copiloto. Nos ponemos los cinturones y …

Antes de que haya metido la llave en el contacto Diego comienza su letanía:¡EH! ¡EH! ¡EH!. A  mi me tiembla el pulso. Qué iluso soy. Por un instante pensé que esta vez sería distinto, que se habría olvidado…pero no. Ignoro sus inequívocas señales y me hago el loco, pero no cuela. El nene aumenta el volumen y la frecuencia: ¡EH!-¡EH!-¡EH!-¡EH!. Me rebelo. En el coche se escucha lo que yo diga.Estoy HARTO de ‘Paquito el chocolatero’ Le pongo ‘Cuando brille el sol’,  una canción muy bonita y muy naïf de La Guardia. O alguna de Celtas Cortos. O de Seguridad Social. Intento abrirle nuevos horizontes, crearle una cultura musical decente… El nene, molesto por la maniobra de su padre se cabrea definitivamente y berrea:

¡EEEEEEHHHH¡EEEEHHHHH!¡EEEEEHHHHH!

Subo la rampa de salida del párking. Salgo a la calle. El nene ha entrado en brote. Miro a Teresa que, a su vez, mira al infinito. Yo me rio de un modo ruidoso y extravagante. “Ya sale a pasear la familia loca”, deben pensar los transeuntes….Y entonces, yo…Yo me rindo. Acepto mi parte de culpa: no le puedo imponer mis gustos al nene. Si al nene le gusta ‘Paquito el chocolatero’ y decide adoptar los éxitos de ayer y hoy de la charanga ‘El Empastre’ como música de cabecera, tendré que aceptarlo. ¡Es mi hijo!…Pobrecillo, que injusto he sido con él…¡Perdóname, hijo mío!¡Te apoyaré en todo!¡Yo mismo te acompañaré a comprarte tu primer disco de pasodobles toreros!.

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Papá déjame escuchar lo que yo quiera o pondré la cara híbrida de niño melancólico/gato de Shrek y te dará mucha pena y te sentirás muy culpable (y harás lo que yo quiera…¡JiJiJi!)

He aprendido la lección: debo respetar su individualidad, mi hijo no es una mera extensión mía. Así que busco la canción de marras, le doy al ‘play’ y ahí está: vaya… me he equivocado y he puesto la banda sonora de la matanza del chivo en Tarazona del Monte…¡Ah, no! es  King África emitiendo sus típicos chilliditos: ¡Arriba todo el muuuuundoooooo y a bailar con Paquiiitoooo el chocoolateeeeerooooooooo! Siento que me va a estallar al cabeza. Pero lo peor aun está por venir…

Miro por el espejo retrovisor y lo que veo me hiela la sangre:  el nene me está mirando a los ojos mientras sonríe satisfecho. El enano me la ha vuelto a colar por toda la escuadra. NIÑO 1 PADRE 0. En el casette, King África, ajeno a mi sufrimiento, echa más leña al fuego: ‘Vamos a gosaaarrr con Paquitooo el chiocolateroooooooooooo’.    

Os dejo con el video en cuestión para que ‘goséis’ vosotros también. Un consejo…Ponedlo bajito no vaya a ser que lo escuchen vuestros bebés y os veáis a vosotros mismos midiendo en ‘Paquitos’. El que avisa no es traidor. 

¡Ja!…¡Jaja!…¡Jajaja!…¡¡¡¡MMMWWWAJAJAJAJA!!!

Viernes dando la nota

El Viernes dando la nota es un carnaval de blogs en el que todos los blogueros participantes dejamos una canción y entre todos hacemos del viernes un día lleno de música.

Si quieres participar, sólo tienes que publicar en tu blog una entrada con una o varias canciones que te gusten, que signifiquen algo especial para ti, que quieras que descubramos, que no puedas quitarte de la cabeza… y enlazarlo al Viernes dando la nota. ¡Tienes tooooooda la semana hasta el siguiente VDLN!

Recuerda viejas canciones, rememora momentos, conoce nuevos artistas, y sobre todo, ¡baila, canta y diviértete!

Si quieres saber más, conocer las reglas, y cómo participar puedes verlo todo aquí.

Solo amigos 

La intención de seguir siendo solo amigos se va al traste cada vez que ella, sin darse cuenta, roza su mano. Él, alentado por el intenso aleteo de las mariposas que, invariablemente, se produce en su interior cada vez que esto sucede, acaba intentando besarla. Ella, tras hacerle la cobra, sonríe con picardía y se muestra siempre igual de tajante: su relación es demasiado especial como para estropearla yendo más lejos. Y él, resignado, se conforma porque, qué le va a hacer, la ama con todo su ser.

Pero hay una cosa que él no sabe y es que, aunque ella no se sienta en absoluto atraída por su físico, necesita su compañía desesperadamente, y no va a renunciar nunca, jamás, a su amistad, porque le encanta que él le escriba versos —una faceta suya que la mayoría desconoce— que la mire ‘de esa manera’ y, sobre todo que la haga reír, cosas que su novio, obsesionado con sus bíceps y con la explotación de las fincas de espinacas hiperférricas transgénicas, hace mucho que no se esfuerza en procurarle. Por eso, cada cierto tiempo, cuando se da cuenta de que su amigo está algo distante, porque ha conocido a alguien, como ocurrió hace un par de semanas —no hay modo de mantener alejadas a esas pájaras— o simplemente porque está algo deprimida y necesita un subidón de autoestima, Olivia decide rozar de nuevo la mano de Brutus, así, sin darse cuenta…

Poeturbaciones #2

Mamá, no llores
porque dejé
la universidad.
Y pisoteé tus sueños.
Y no pudiste exorcizar
tus propias frustraciones
con mis triunfos.

Papá, no grites
porque dejé
las clases de vela,
Y, por mi culpa,
Te miran mal
en el Club Naútico.
Y no podrás ser concejal,
y robar más, y mejor.

Amigo mío, no me juzgues
porque ya no quiera
ser runner minimalista,
de los que corren
descalzos.
Ni dejarme barba hipster
Ni tatuarme un motivo tribal en el hombro.
Ni pasarme la vida
haciendo curls de pesas,
en el gimnasio,
para ser tronista
de Mujeres y Hombres y Bíceps-Berzas.

Cari, no hiperventiles,
aquí tienes una bosa de papel
de patatas del McDonalds,
tranquila, el aire no engorda.
Respira…
Expira…
Respira…
Expira…
¿Ya?
Que te abandono,
-con el cuerpo,
que mi mente, hace tiempo
que está lejos-.
No quiero ser crudivegano,
ni acompañarte a blanquearte el ano,
ni hacerme rayas en tu pubis.
Paso de depilarme las pelotas,
O de ponerme, ni un solo día más,
en lo que me quede de vida,
contorno de ojos,
para hombre.
Ni serum facial,
para las arrugas de expresión.

No… ¡NO!

Yo digo: ¡BASTA!

Hasta aquí he llegado, viviendo la vida de otros.
Yo solo quiero ser feliz y cumplir mi sueño
Cuando sepa cuál es.
Y sé que no confiáis en que lo consiga,
pero he encontrado trabajo, 
como mamporrero de gorrinos en una granja.
Y voy a ser el mejor.

Y al llegar a casa,
me rascaré la huevada,
en el sofá,
Tras haberme desinfectado bien las manos,
claro,
que hay que ver lo fuerte
que le huele el flujo a las cerdas.

Y pasaré las noches,
solo,
con la única compañía de una docena de bolsas,
de patatas
onduladas, de los sabores más extraños.
Y veré películas del año 1984. 
Y leeré libros de Dan Brown.
Y me masturbaré cuando se me antoje,
con el juguetito ese que me he comprado, 
que no tiene sentimientos.

Y no tendré que pensar más
en ganar o perder,
ni en lo que duele la vida
Y le perderé el miedo a la muerte.
Y no decepcionaré a nadie.
Y dejará de dolerme el pecho por las noches.
Y las tripas por las mañanas.

Y, 
al fin,
me encontraré a mí mismo.

Post data:

Mamá, los martes iré a llevarte la ropa sucia
y a recoger los tappers.
Dile a papá
que me tenga preparada la paga,
y que no sea tan tacaño,
esta vez.
Que las facturas no se pagan solas.
Y si llama Borjita,
pregúntale, si me puede prestar el coche
para ir a la granja,
que se le ha roto la junta de la trócola,
al mío
y no lo puedo arreglar
hasta que no cobre.

Cari, que estoy escribiendo, estate quieta,
Si te mueves, vas a desparramar toda la coca.
Uy… No me había fijado
¡Qué blanquito
te ha quedado el ano!

Adiós, operación bikini. Hola, operación túnica.

Esta mañana, he hecho un llamamiento al espacio infinito sideral para que cumpla con su función, esto es, conspirar para hacer realidad mis sueños, anhelos y deseos.

Como entiendo que el universo tendrá una lista de espera acojonante, sobre todo después de que Coelho y compañía se hayan ido de la lengua con las virtudes mágicas del cosmos, para facilitarle el asunto, me he inventado un rito catalizador que consiste en plantarme delante del espejo y, durante veinte minutos, repetirle a mi reflejo el siguiente mantra:

«¡Energía cósmica del universo: que mis lorzas se evaporen durante la noche, como lágrimas en la lluvia. Hazme perder un quintal para, por orden de importancia, poder meterme en el traje de la BBC (Bodas, bautizos y comuniones) y lucir tableta abdominal en verano! ¡Hazme perder peso, yo te lo ordeno!».

«¡Hala! ¿Y ha funcionado?¿Cuánto has perdido?», me preguntarás (para hacerlo tú también, claro, porque tu concepto de lucir tableta es bajarte a la playa con la tabla de lavar la ropa que heredaste de tu tía Ambrosia»). Y yo, pues te responderé la verdad: que he perdido en total la friolera de…. veinte minutos. (Bueno, en realidad he engordado 300 gramos, porque he pensado: «bah, como el universo me va a hacer adelgazar, me puedo comer medida docena de galletas Granola, mientras hace efecto, ¿no?»).

Así las cosas, he decidido olvidarme de la operación bikini, y poner en marcha el plan B. Lo voy a llamar la ‘Operación Túnica by Demis Roussos’ con el que, además de adelgazar, y rendir homenaje a un grande, (en todos los sentidos), pienso forrarme.

Pensadlo, con la túnica todo son ventajas:

  • Disimulan las lorzas como ningún otro atuendo.
  •  Se acabaron los cinturones y las apreturas.
  •  Vas fresquito, ventilado y puedes ir con los huevos colganderos.
  •  Puedes reciclar las telas de las cortinas.
  •  En lugar de señalarte con el dedo y decirte: «mira, ahí va un fanegas que no tiene respeto por su cuerpo que es su templo», la gente dirá: «¡Mira, es Dumbledore!»
  •  Facilita mucho los rolletes veraniegos. En un plis-plas, túnica arremangada, y al lío.
  •  Llama tanto la atención que no hace falta que te peines nunca más. (Al amigo Roussos le funcionaba).
  •  Los creativos del Carnaval de Tenerife, Cádiz y Vinaroz tendrían trabajo todo el año.

PD: Busco socio capitalista, que no le tenga miedo a los retos (ni al fracaso) para volver a poner la túnica de moda.

PD II: ¿Cuándo nos hemos vuelto tan aburridos? En los 70 no tenían sentido del ridículo, probablemente porque todos estaban medio ciegos debido a los brillos de las lentejuelas, al LSD, o a una combinación letal de ambas cosas, pero no puedo evitar pensar que, al lado de estos personajes setenteros (Roussos, Abba, Tony Ronald, Bowie, etc, etc, etc), Lady Gaga, Christina Aguilera o Miley Cyrus no son más que unas mojigatas conservadoras jugando a ser transgresoras. He dicho.