50 sombras de López

-Alguien ha empezado a tirar del hilo y nuestra misión peligra. Espero que tú no hayas tenido nada que ver Chin-Hwa. Lamentaría tener que matarte después de haberte amado tanto -dijo ella.

Oh, Grey, cómo me pones. Me he portado mal y merezco una azotaina con el látigo de tiras. Dámela. Ahora -dijo él.

El Sr. y la Sra. López apenas se dirigían la palabra durante el día. Sin embargo, por las noches, se revelaban el uno al otro sus fantasías y deseos más ocultos. La Sra. López, invariablemente, era la primera en empezar a hablar. Y, a diferencia de su marido, lo hacía siempre despierta.

3 comentarios

  1. BitPsi - Francisco Arturi · May 9, 2015

    Muy buen relato, Tavilac!

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  2. herreiere · septiembre 11, 2015

    Y su pobre vecino escuchando todo el numerito a las 4:00 AM

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