Microfotorrelato. Hoy: Cuestión de tiempo

Hoy es martes. Y los martes toca lentejas. Siempre. Todos y cada uno de los martes del año, llueva, truene o haga sol: lentejas. Cuando me las plantan delante yo arrugo el morro, claro y entonces mamá, siempre me dice lo mismo: «Toni, hijo, yo no me pienso sulfurar. Ahí tienes las lentejas, si quieres las tomas, y si no, las dejas». Qué chispa tiene mi madre. Como si dejarlas fuera una opción. Algunas veces lo he intentado, ojo, y al final me las he tenido que comer para merendar, muerto de hambre. Y encima, ese día me quedo sin bocata de nocilla, así que estos pulsos psicológicos los gana siempre ella. Estoy harto. Juro que cuando sea mayor no volveré a comer lentejas, jamás, ni loco. Que no consiga el cromo de Arconada si falto a mi palabra. Mi casa será un lugar libre de esa porquería. Y mis hijos sólo comerán pizzas, hamburguesas, y marranadas a todas horas… 

Bueno, he dicho que todos los martes toca lentejas y eso no es del todo verdad. Hace un par de semanas, al volver del cole, encontré a mamá toda sofocada en la cocina. Había estado llorando, la conozco desde que nací, y soy bueno detectando esas cosas. En cuanto me vio, me cubrió de besos y abrazos y me dijo que ese día, martes, sería el primero sin lentejas desde que yo tenía uso de razón. Y que era por mi culpa. Porque hacía un rato, yo mismo, pero mucho más mayor, había venido del futuro («¿Estás segura de eso mamá?, dije yo. «Tan segura como que te he parido, hijo», dijo ella), y me las había comido todas…

Un comentario

  1. anisioluiz2008 · junio 25, 2017

    Reblogueó esto en O LADO ESCURO DA LUA.

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